domingo, julio 22, 2007

Harry Potter

Creo que en el arte, como en todo aspecto de la experiencia humana, las actitudes cerradas son mezquinas e ignorantes, ya que nos llevan al prejuicio y así nos impiden disfrutar de lo que a priori consideramos malo. Soy profesora de literatura, adoro la saga de Rowling y, aunque en clase no leemos Harry Potter, por la sencilla razón de que la mayoría de mis alumnos ya lo leyeron, sus libros nos han dado pie para compartir numerosos temas, desde las referencias mitológicas hasta cuestiones técnicas sobre el punto de vista de la narración.
Con respecto a Harry Potter, quiero decir ¡basta de actitudes sectarias, de este boca-river cultural! Por supuesto que hay quienes pueden no gustar de esta literatura, pero rechazarla sin conocerla o porque, supuestamente, tiene menor "valor" me parece poco serio. Hoy hay quienes oponen a Rowling con Tolkien y se olvidan de que, hasta hace poco, El señor de lo anillos no era considerado literatura y por ende no era estudiado en las universidades (Y no sé cuántas lo harán ahora, me atrevo a decir que muy pocas).
Hay muchos factores en juego a la hora de "decidir" qué es literatura y qué no, y muchas veces el éxito editorial juega en contra del reconocimiento académico. Yo escuché criticar a García Márquez en la facultad, de boca de un joven y soberbio profesor de teoría literaria que decía que sólo era un "producto" del boom de la literatura latinoamericana...

Como afortunadamente mi postura ante el arte y la vida es ecléctica e inclusiva, no suelo manejarme con esos parámetros prejuiciosos y envidiosos. Y así tuve la suerte de disfrutar de Harry Potter desde el primer libro y ahora voy a leer el último en inglés, con todo el esfuerzo que hacerlo me implica, porque la ansiedad por conocer el final me carcome como en los tiempos de mi infancia, cuando me desvelaba por conocer el fin de una historia y luego lloraba porque la misma había terminado para siempre.

Guardo y voy a conservar siempre un lugar especial en mi corazón para J.K.Rowling, por su mágica imaginación y por el amor por la lectura que logró despertar en tantos chicos y revivir en tantos adultos que pudimos recuperar esa pasión en los fascinantes libros de Harry Potter.

PD: ¡¡¡No quiero que termine, buahhhhhh!!!

viernes, julio 20, 2007

El Negro Fontanarrosa (1944-2007)

Negro divino, genio, maestro... tantas y tantas palabras no alcanzan para expresar tu talento incomparable y el inmenso tesoro que nos dejaste. Todos hoy recuerdan a tus entrañables criaturas, tus cuentos inolvidables y el fútbol, motivo y pasión. Yo quiero evocar tu magistral manejo del lenguaje, de las diferentes formas de hablar de nuestro pueblo, y tus fantásticas parodias, esa síntesis de cultura literaria y cultura popular que era el signo de tu obra. Te vamos a extrañar y mucho, porque además, y sobre todo, fuiste un ejemplo de lucha, de entereza y de dignidad. Gracias, Negro, por todo lo que nos diste, porque seguís vivo en tu obra y vas a seguir presente mientras dure nuestra memoria.

19 de diciembre de 1971

Que alguno me diga si, de puta casualidad, lo vio al viejo Casale como lo vi yo cuando el referí dio por terminado el partido y la cancha era un infierno que no se puede describir en palabras. Te digo que me gustaría que alguien me diga si alguien lo vio como lo vi yo. ¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo, porque quedó seco el pobre viejo, un poco que todos pensamos; “¡qué importa!” ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle roto el orto a la lepra por el resto de los siglos! ¡Así se tenía que morir, que hasta lo envidio, hermano, te juro, lo envidio! ¡Porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo ésa, hermano! Yo elijo ésa.

Roberto Fontanarrosa