sábado, diciembre 08, 2007

Sumas

Hay en mi vida sumas

Desconozco las restas

Mis vasos siempre rebasan

Ignoro los vasos vacíos

Cada día invoco el amor

Y voy procurando el olvido

Del inevitable final.

viernes, diciembre 07, 2007

Latín I

...nos patriae finis et dulcia linquimus arva.
nos patriam fugimus: tu, Tityre, lentus in umbra,
formosam resonare doces Amaryllida silvas.

(Nosotros abandonamos
los dulces campos y los límites de la patria,
nosotros huimos de la patria:
tú, Títiro, indolente en las sombras,

enseñas a los bosques a repetir el nombre
de la hermosa Amarilis)


Virgilio. Egloga I


La primera mentira


Yo quiero una princesa convertida en un dragón.
Yo quiero el hacha de un brujo para echarla en mi zurrón.
Yo quiero un vellocino de oro para un reino.
Yo quiero que Virgilio me lleve al infierno.
Yo quiero ir hasta el cielo en un frijol sembrado.
Y ya.

Silvio Rodríguez

miércoles, diciembre 05, 2007

Niñito bueno, niñito malo

Jacob Blivens era un niño muy pero muy bueno, un fervoroso lector de todos los libros de la escuela dominical. Allí estaba la clave de su extraño comportamiento. Jacob creía y confiaba en todos aquellos niños-modelo de los libros, quería fervientemente ser uno de ellos, y formar parte de alguna de aquellas historias. El único inconveniente era que a Jacob las cosas nunca le salían como en los libros. Su obstinación en imitar a los niños buenos de los cuentos, le significó toda clase de vejaciones y accidentes. Finalmente murió despedazado por una explosión. Su cuerpo quedó distribuido en cuatro pueblos cercanos.

Jim era un niñito malo. A él tampoco las cosas le salían como en los libros de la escuela dominical, donde a los niñitos malos le sucedían accidentes y castigos, y finalmente se veían en la obligación de arrepentirse y pedir perdón. A Jim todo, absolutamente todo le salía de maravillas. Este niño malo tenía muy buena suerte y el final de la historia lo prueba. Creció, se hizo rico, y obtuvo un puesto en la Cámara Legislativa.

Aún hoy, cerca de cien años después, el libro de Mark Twain, Historia de un niñito bueno. Historia de un niñito malo , resulta no sólo transgresor para las convenciones aún vigentes acerca de lo adecuado en la literatura para chicos, sino que por otra parte su "denuncia humorística" es de una actualidad sorprendente. Hoy, como hace cien años, los libros infantiles muy a menudo son escritos, o leídos, para transmitir mensajes morales a las nuevas generaciones.
El humor puede ser un arma contundente y efectiva. El libro de Twain bien puede dar ejemplo de ello cuando su desacralización apunta hacia un discurso que, lamentablemente cien años después (con algunos maquillajes rejuvenecedores), sigue vigente en los libros que los adultos destinamos a los niños.

Marcela Carranza (en Imaginaria)

Amores perros 3


Kam y Wen Ru: Parecen angelitos, pero no.


martes, diciembre 04, 2007

Demian

El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. El que quiere nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.

Herman Hesse. Demian

lunes, diciembre 03, 2007

Tarot

Leo la literatura como si fuera un tarot, como borra de café, como instrumento para ver el mundo...
Trato de ver algo, algún punto del mundo en que vivimos, a través de la literatura. Leo el modo en que la literatura construye realidad, construye mundo, temporalidades, subjetividades, territorios, para pensar las condiciones de vida actuales.

(Josefina Ludmer)