martes, octubre 23, 2012

Rocamadour

...porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda...

(Julio Cortázar, Rayuela)

domingo, octubre 07, 2012

Cuerpo presente


Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo...  

(Federico García Lorca)


domingo, septiembre 30, 2012

Rayuela


Por lo que me toca, me pregunto si alguna vez conseguiré hacer sentir que el verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo debería contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo.
(Julio Cortázar)

domingo, agosto 26, 2012

Bran


—Ay, mi dulce niño de verano, —dijo la Vieja Tata suavemente—, ¿qué sabes tú del miedo? El miedo es para el invierno, mi pequeño señor, cuando la capa de nieve es de treinta metros y el viento aúlla gélido desde el norte. El miedo es para la larga noche, cuando el sol oculta el rostro durante años enteros, y los bebés nacen, viven y mueren en la oscuridad, mientras los huargos crecen demacrados y famélicos y los caminantes blancos se mueven a través de los bosques...
(George R.R. Martin, Game of Thrones)

viernes, julio 27, 2012

Esa mujer


(...) Yo busco una muerta, un lugar en el mapa. Aún no es una búsqueda, es apenas una fantasía : la clase de fantasía perversa que algunos sospechan que podría ocurrírseme. 
Algún día (pienso en momentos de ira) iré a buscarla. Ella no significa nada para mí y sin embargo iré tras el misterio de su muerte, detrás de sus restos, que se pudren lentamente en algún remoto cementerio. Si la encuentro, frescas altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán, poderosas vengativas olas, y por un momento ya no me sentiré solo, ya no me sentiré como una arrastrada, amarga, olvidada sombra (...)


(Rodolfo Walsh)

domingo, junio 17, 2012

My father's eyes

 
 
No era alto, agraciado ni apuesto. Bajo, gordito y pelado, iba por la vida con una sonrisa buena, con un gesto entre divertido y melancólico, una mirada pícara y una mano cálida que nunca nos dejaba caer. Tenía una agudo interés por saber de todo, una rebeldía juvenil intacta, un despiste a veces irritante y una natural bonhomía que lo hacía entrañablemente querible. Nos dejó de herencia algunas de sus cualidades (y algunos de sus defectos) y hoy sigue viviendo en la disparatada ironía de mi hermano o en la afabilidad con la que trato de ir sobreviviendo en este mundo tantas veces hostil. Pero al irse dejó un hueco, un vacío que ningún olvido borra y que cada día marca su ausencia, tornándolo imprescindible e irreemplazable, único como cada uno de nosotros y único para mí: ¡¡¡mi papá querido!!!

martes, mayo 08, 2012

El tiempo


 
En homenaje a ese artista lúcido  y coherente que fue Caloi...



Donde viven los monstruos


A los 83 años murió  Maurice Sendak, autor de «Donde viven los monstruos». Estaba considerado como uno de los ilustradores de cuentos infantiles más importantes del siglo XX.

viernes, abril 20, 2012

Las trampas del tiempo



Sentada de cuclillas en la cama, ella lo miró largamente, le recorrió el cuerpo desnudo de la cabeza a los pies, como estudiándole las pecas y los poros, y dijo:
–Lo único que te cambiaría es el domicilio.

Y desde entonces vivieron juntos, fueron juntos, y se divertían peleando por el diario a la hora del desayuno, y cocinaban inventando y dormían anudados.
Ahora este hombre, mutilado de ella, quisiera recordarla como era.
Como era cualquiera de las que ella era, cada una con su propia gracia y poderío, porque esa mujer tenia la asombrosa costumbre de nacer con frecuencia.

Pero no. La memoria se niega. La memoria no quiere devolverle nada más que ese cuerpo helado donde ella no estaba, ese cuerpo vacío de las muchas mujeres que fue.
(Eduardo Galeano)

jueves, febrero 09, 2012

El Flaco en mí


"¿Cómo hacer que este valle de huecos no suba más por mí? No tengo más Dios." (Cristálida)


Tristes los obituarios sobre la muerte de alguien famoso. Se repiten lugares comunes, se idealiza hasta el hartazgo, se asfixia al lector con filosofía barata. Por supuesto que hoy circulan muchos de estos textos , sobre todo en los medios buitres, pero justamente hoy no me importan. Porque el dolor es más fuerte que la indignación y el vacío es más negro que la tinta amarilla.
Porque hay mucha gente sufriendo hoy. Porque no alcanza el consuelo de que se fue pero nos dejó su arte, de que su música es eterna, ¡no, no! Porque está la sospecha, o más bien la certeza, de que no habrá una gran zapada celestial que vaya a integrar este hombre. Porque se murió un artista que era ante todo un hombre, material, carnal, real. "Porque te has muerto para siempre, como todos los muertos de la Tierra...", cantó Lorca a un alma que acababa de ausentarse para toda la eternidad. Por eso, por el dolor infinito del nunca más...
Y porque es una historia caminada de cerca, pensar en tus canciones es pensar mi vida. Más de cuarenta años de música que coinciden con mis más de cincuenta. Por eso algunos de tus temas son míos. Mi recuerdo más lejano es "Muchacha", oída por primera vez en una publicidad de telas ("muchacha piel de rayón"). Pero del maravilloso primer disco de Almendra, mi tema es "A esos hombres tristes":
Una vez vi que no cantabas
y no se porqué
si tienes voz,
tienes palabras
déjalas caer
cayéndose suena tu vida
aunque no lo creas.
Siguiendo esta historia de vida, un día encontré un Pescado que estaba rabioso. Rabioso de rebeldía, rabioso de idealismo, de surrealismo, de paroxismo, de todos los ismos que yo apenas conocía. Los discos de Pescado presentan momentos estéticos extraordinarios. El más sublime, para mí, es "Poseído del alba":
Soy un ángel de hambres
muy bien reales
soy tan frágil que tengo
como vos, que transformarme.
Y ese Pescado me regaló los dos temas del Flaco que más hice míos: están en mi piel y en mi adn con seguridad. Uno es "Credulidad", de Pescado 2. Tan yo, hasta el día de hoy:
Las uvas viejas de un amor
en el placard
son esas cosas que te están
amortajando.
Haciendo esta salvedad,
tu mente ya estará progresando.
Pero vas donde sonrisas te dan
esos encapuchados
de un mundo viejo.
No, ¿no ves que nada te dan?
Credulidad
Credulidad
El otro, "A Starosta el idiota", de esa maravilla entre maravillas que es Artaud. Artaud, el disco incómodo que no cabía en ningún estante, tan inclasificable, abrió mi cabeza a la poesía mucho más de lo que pudo ninguna facultad después. Allí estaba mi parte idiota, la que siempre se quema mirando al sol, esperando frente al despertar:
No llores más, ya no tengas frío
no creas que ya no hay más tiniebla
tú sólo debes comprenderla
es como la luz en primavera
es como la luz en primavera...
Y también en Artaud está "Bajan", que fue la síntesis del amor para mí, el tema que me hizo sentir que podía ser el sol y también la luna:
Tengo tiempo para saber
si lo que sueño concluye en algo...
Y después llegó Invisible. Me impresionaron las letras herméticas del primer disco y los ritmos cada vez más experimentales. No sé si alguna era mi preferida, pero me rondan los versos de "Jugo de lúcuma" (¡Yo creía que la lúcuma era un invento tuyo hasta que el año pasado, en Perú, pude probarla!):
Arcos de luces de aquella noche
en la que bebí
de su cuerpo de lúcuma...
Y por fin te pude ver en vivo, en el Coliseo, en el Luna Park. Y de El jardín de los presentes, tan lleno de nostalgias porteñas, me fascinaron los libros de la buena memoria. Hoy me resultan demasiado tristes y me apropio de un tema más enigmático: "Condenado (niño perdonado)"
Habla conmigo,
viejo perro blanco,
busca descanso,
con tu molinete,
que los amos
no descansan...
ya no existen...
Después te perdí el rastro por un tiempo, aunque tus temas siempre estaban en mí. No me gustaba Spinetta Jade y tardé en entender algunos temas que sólo pude incorporar mucho después. Junto a otros temas solistas. Se me confunde tal vez el orden cronológico pero ya se me hicieron piel, como pude comprobarlo en la emoción de la noche mítica de las bandas eternas:
Por la delicadeza sublime de "Alma de diamante"
Ven a mí con tu dulce luz,
alma de diamante.
Y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante,
O la memoria tan dolorosa de "Maribel se durmió"
Canta,canta toda la vida
canta con emoción.
Y al partir sentirás
una brisa inmensa de libertad...
La dulzura inocente de "Canción para los días de la vida", que renueva el propósito de no ser hombres tristes:
Tengo que aprender a volar
entre tanta gente de pie.
y "Barro tal vez", la certeza temprana que se hizo realidad ayer:
Y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar
Claro que hay muchas, muchas más canciones, mucho más de vos en mí. Esto es lo que brota ahora del dolor inmenso que siento porque ya no estás. Como ayer, cuando me enteré de tu partida y se me apareció un tema que nunca fue de mis preferidos pero que cobró de pronto el absoluto sentido de lo inevitable:
La brisa de enero,
a la orilla llegó,
la noche del tiempo,
sus horas cumplió.
Y al llegar el alba
el carozo cantó,
partiendo al durazno,
que al río cayó.
Y el durazno partido,
ya sangrando está,
bajo el agua...

miércoles, febrero 08, 2012

Dolor


¡Gracias por todo el arte, gracias por toda la luz!

Yo me recuesto y ella en el final
viene a dormirme movida de estrellas
viene a dormirme movida de estrellas...

martes, enero 10, 2012

El arte para los niños

Ella estaba sentada en una silla alta, ante un plato de sopa que le llegaba a la altura de los ojos. Tenía la nariz fruncida y los dientes apretados y los brazos cruzados. La madre pidió auxilio:

—Cuéntale un cuento, Onelio —pidió—. Cuéntale, tú que eres escritor.

Y Onelio Jorge Cardoso, esgrimiendo una cucharada de sopa, comenzó su relato:

—Había una vez una pajarita que no quería comer la comidita. La pajarita tenía el piquito cerradito, cerradito, y la mamita le decía: ¨Te vas a quedar enanita, pajarita, si no comes la comidita¨. Pero la pajarita no hacía caso a la mamita y no abría su piquito…

Y entonces la niña lo interrumpió:

—Qué pajarita de mierdita —opinó.


(Eduardo Galeano)