domingo, junio 17, 2012

My father's eyes

 
 
No era alto, agraciado ni apuesto. Bajo, gordito y pelado, iba por la vida con una sonrisa buena, con un gesto entre divertido y melancólico, una mirada pícara y una mano cálida que nunca nos dejaba caer. Tenía una agudo interés por saber de todo, una rebeldía juvenil intacta, un despiste a veces irritante y una natural bonhomía que lo hacía entrañablemente querible. Nos dejó de herencia algunas de sus cualidades (y algunos de sus defectos) y hoy sigue viviendo en la disparatada ironía de mi hermano o en la afabilidad con la que trato de ir sobreviviendo en este mundo tantas veces hostil. Pero al irse dejó un hueco, un vacío que ningún olvido borra y que cada día marca su ausencia, tornándolo imprescindible e irreemplazable, único como cada uno de nosotros y único para mí: ¡¡¡mi papá querido!!!

5 comentarios:

José Alejandro Pérez Hofmann dijo...

me gusta, lo encontré apretando siguiente, nada mas, buena descripción de blog

Poesias dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Poesias dijo...

Dejó un hueco, el mismo vacío de loa
que se van, es el alma del querido ser, se ha transmutado a otra dimensión, pero, las marcas, las huellas y el recuerdo, nunca se podrán borrar.
Bellisimo recuerdo.

A. M. Vermon dijo...

Me encanta el blog,
es de una gran riqueza y delicadeza.

Claudia dijo...

Me acuerdo cuando nos hicimos amigas, mi mamá le dijo a mi tía (que viví a al lado) quien era tu papá. Se ve que era muy conocido en la zona (no vivíamos taaan cerca)