Hay en mi vida sumas
Desconozco las restas
Mis vasos siempre rebasan
Ignoro los vasos vacíos
Cada día invoco el amor
Y voy procurando el olvido
Del inevitable final.
poemas, canciones, fragmentos de textos que han dejado alguna huella en mí, reflexiones, imágenes, ideas... todo lo que quiero recordar y revisar y volver a vivir... palabras que me gustan, me perturban, me conmueven, me hacen gozar, reír, pensar... un poco de todo... la biblia junto al calefón... por qué no... así soy yo: frívola y profunda, alegre y melancólica, divertida y desgarrada... coyote incansable que sigue y sigue corriendo tras el correcaminos sin parar...
Hay en mi vida sumas
Desconozco las restas
Mis vasos siempre rebasan
Ignoro los vasos vacíos
Cada día invoco el amor
Y voy procurando el olvido
Del inevitable final.
...nos patriae finis et dulcia linquimus arva.
nos patriam fugimus: tu, Tityre, lentus in umbra,
formosam resonare doces Amaryllida silvas.

Jacob Blivens era un niño muy pero muy bueno, un fervoroso lector de todos
los libros de la escuela dominical. Allí estaba la clave de su extraño comportamiento. Jacob creía y confiaba en todos aquellos niños-modelo de los libros, quería fervientemente ser uno de ellos, y formar parte de alguna de aquellas historias. El único inconveniente era que a Jacob las cosas nunca le salían como en los libros. Su obstinación en imitar a los niños buenos de los cuentos, le significó toda clase de vejaciones y accidentes. Finalmente murió despedazado por una explosión. Su cuerpo quedó distribuido en cuatro pueblos cercanos.
Jim era un niñito malo. A él tampoco las cosas le salían como en los libros de la escuela dominical, donde a los niñitos malos le sucedían accidentes y castigos, y finalmente se veían en la obligación de arrepentirse y pedir perdón. A Jim todo, absolutamente todo le salía de maravillas. Este niño malo tenía muy buena suerte y el final de la historia lo prueba. Creció, se hizo rico, y obtuvo un puesto en la Cámara Legislativa.Marcela Carranza (en Imaginaria)