sábado, abril 30, 2005

Canção amiga


Eu preparo uma canção
em que minha mãe se reconheça,
todas as mães se reconheçam,
e que fale como dois olhos.
Caminho por uma rua
que passa em muitos países.
Se não me vêem, eu vejo
e saúdo velhos amigos.
Eu distribuo um segredo
como quem ama ou sorri.
No jeito mais natural
dois carinhos se procuram.
Minha vida, nossas vidas
formam um só diamante.
Aprendi novas palavras
e tornei outras mais belas.
Eu preparo uma canção
que faça acordar os homens
e adormecer as crianças.
(Carlos Drummond de Andrade)

La reina

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.
Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.
Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.
(Pablo Neruda)

Encontros e despedidas

...Todos os dias é um vai e vem
a vida se repete na estação
Tem gente que chega pra ficar
Tem gente que vai pra nunca mais
Tem gente que vem e quer voltar
Tem gente que vai e quer ficar
Tem gente que veio só olhar
Tem gente a sorrir e a chorar
E assim chegar e partir
são os dois lados
da mesma viagem
O trem que chega
é o mesmo trem da partida
A hora do encontro
é também despedida
A plataforma dessa estação
é a vida desse meu lugar
é a vida desse meu lugar
é a vida...
(Milton Nascimento/Fernando Brant)

sábado, abril 23, 2005

Rayuela

Capítulo siete

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

(Julio Cortázar)

La boca


Boca que arrastra mi boca,
boca que me has arrastrado,
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas,
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos:
el labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra,
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.
¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!
Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.
(Miguel Hernandez)

Me consta y sé


me consta y sé
nunca lo olvido
que mi destino fértil voluntario
es convertirme en ojos boca manos
para otras manos bocas y miradas.
(Mario Benedetti)

Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo


En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere. En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un punto que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el cual, con luna llena, se ven moverse lentamente las estatuas de los Dióscuros que luchan con sus caballos encabritados.
En Amalfí, al terminar la zona costanera, hay un malecón que entra en el mar y la noche. Se oye ladrar a un perro más allá de la última farola.
Un señor está extendiendo pasta dentrífica en el cepillo. De pronto ve, acostada de espaldas, una diminuta imagen de mujer, de coral o quizá de miga de pan pintada. Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae un viejo almanaque que se deshace, se deshoja, cubre la ropa blanca con miles de sucias mariposas de papel.
Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj de pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
El médico termina de examinarnos y nos tranquiliza. Su voz grave y cordial precede los medicamentos cuya receta escribe ahora, sentado ante su mesa. De cuando en cuando alza la cabeza y sonríe, alentándonos. No es de cuidado, en una semana estaremos bien. Nos arrellanamos en nuestro sillón, felices, y miramos distraídamente en torno. De pronto, en la penumbra debajo de la mesa vemos las piernas del médico. Se ha subido los pantalones hasta los muslos, y tiene medias de mujer.
(Julio Cortázar. Historias de cronopios y de famas)

viernes, abril 22, 2005

La poesía

He sido profesor de literatura inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y he tratado de prescindir en lo posible de la historia de la literatura. Cuando mis estudiantes me pedían bibliografía yo les decía: "no importa la bibliografía; al fin de todo, Shakespeare no supo nada de bibliografía shakespiriana". Johnson no pudo prever los libros que se escribirían sobre él. "¿Por qué no estudian directamente los textos? Si estos textos les agradan, bien; y si no les agradan, déjenlos, ya que la idea de la lectura obligatoria es una idea absurda: tanto valdría hablar de felicidad obligatoria. Creo que la poesía es algo que se siente, y si ustedes no sienten la poesía, si no tienen sentimiento de belleza, si un relato no los lleva al deseo de saber qué ocurrió después, el autor no ha escrito para ustedes. Déjenlo de lado, que la literatura es bastante rica para ofrecerles algún autor digno de su atención, o indigno hoy de su atención y que leerán mañana.’
Así he enseñado, ateniéndome al hecho estético, que no requiere ser definido. El hecho estético es algo tan evidente, tan inmediato, tan indefinible como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer, o como sentimos una montaña o una bahía. Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?

(Jorge Luis Borges. “La poesía” en Siete noches, 1980)

El amenazado

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

(Jorge Luis Borges. El oro de los tigres, 1972)

miércoles, abril 20, 2005

De vez en cuando la vida

De vez en cuando la vida
Nos besa en la boca
Y a colores se despliega
Como un atlas,
Nos pasea por las calles
En volandas
Y nos sentimos en buenas manos;
Se hace de nuestra medida,
Toma nuestro paso
Y saca un conejo de la vieja chistera
Y uno es feliz como un niño
Cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida
Toma conmigo café
Y está tan bonita que
Da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
A salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida
Se nos brinda en cueros
Y nos regala un sueño
Tan escurridizo
Que hay que andarlo de puntillas
Por no romper el hechizo.
De vez en cuando la vida
Afina con el pincel
Se nos eriza la piel
Y faltan palabras
Para nombrar lo que ofrece
A los que saben usarla.
De vez en cuando la vida
Nos gasta una broma
Y nos despertamos
Sin saber qué pasa,
Chupando un palo sentados
Sobre una calabaza.
(Joan Manuel Serrat)

domingo, abril 17, 2005

Pigs on the wing

PART ONE
If you didn't care
what happened to me,
and I didn't care for you,
we would zig zag our way
through the boredom and pain,
occasionally glancing up through the rain,
wandering
which of the buggers to blame
and watching
for pigs on the wing.
PART TWO
You know that I care
what happens to you,
and I know that you care
for me too,
so I don't feel alone
or the weight of the stone,
now that I've found somewhere safe
to bury my bone.
And any fool knows
a dog needs a home,
a shelter
from pigs on the wing.
(Roger Waters)

miércoles, abril 13, 2005

Poema 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.


(Oliverio Girondo)

domingo, abril 10, 2005

Palavras ao vento


Ando por aí querendo te encontrar
Em cada esquina paro em cada olhar
Deixo a tristeza e trago a esperança em seu lugar
Que o nosso amor pra sempre viva
Minha dádiva
Quero poder jurar que essa paixão jamais será...
Palavras apenas
Palavras pequenas
Palavras, momento
Palavras, palavras
Palavras, palavras
Palavras ao vento.
(by Marisa Monte / Moraes Moreira)

El Mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

(Eduardo Galeano, en El libro de los abrazos, 1989)

No caminho, com Maiakóvski

Na primeira noite,
eles se aproximam
e roubam uma flor
de nosso jardim.
E não dizemos nada.
Na segunda noite,
já não se escondem:
pisam as flores,
matam nosso cão,
e não dizemos nada.
Até que um dia,
o mais frágil deles
entra sozinho em nossa casa,
rouba-nos a luz e,
conhecendo nosso medo,
arranca-nos a voz da garganta.
E já não podemos dizer nada.

(Eduardo Alves da Costa)

Coyotita siniestrada


Me levanto a las 6 para ir a trabajar: Primera escala, colegio Martín y Omar. Voy en colectivo hasta la estación Rivadavia y allí espero el tren. Espero, espero, espero.. finalmente a las 7.38 hace su llegada triunfal el tren de las 7.20. ¡¡¡ Casi veinte minutos después!!! ¡Empezamos bien el día! Pero no me voy a dejara abatir por nimiedades. Llego a San Isidro, camino aceleradamente hasta el colegio, donde me recibe la cara descontrolada de la secretaria, histérica porque casi ningún profesor llegó todavía. Saludo y al aula. Dulce mañana con 33 pequeñitos de 8º y otros tantos de 7º a los que tengo que tomar evaluaciones diagnósticas, por ende, pilas y pilas de cosas para corregir... en casa y sin horas extra.( Oporto, el ministro de educación de la Provincia, dice que los docentes trabajamos poco, así que a no quejarse)
A las 12 salgo corriendo rumbo a mi segunda escala, EGB Nº15, en Olivos, adonde debo llegar mágicamente en 30 minutos. Cuatro cuadras hasta Centenario, colectivo hasta San Lorenzo, seis cuadras más y ya está. Pero, ahhhhh, en la calle Alem, a la vuelta del MyO, me caigo y me lastimo el dedo gordo del pie. Subo sangrando al colectivo y decido tomar un remise en Olivos para no tener que caminar. Llego al otro colegio, la directora y la vice me miran como si estuviera al borde de la muerte y las pudiera contagiar, y me dicen: ¡¡¡¡Esto es grave!!! Hay que llamar a la ART. Viene la ART y me llevan ¡¡¡en ambulancia!!! hasta el sanatorio Norte de Panamericana y Pelliza. En ER Emergencias me tienen dos horas (menos mal que en verdad no estaba al borde de la muerte ), me hacen un vendaje que casi no me permite caminar, me recetan antibióticos, antitetánica, etc, etc. La gravedad del asunto radica en que la uña se levantó y se me puede infectar el dedo. Hay que decidir si se opera o no. Momentos tensos, decisivos... Finalmente me dicen que tengo que estar en observación y me mandan de licencia a casa. Vuelvo a casa en el 15, que tarda como 15 minutos en venir, aguantando los pisotones del gentío apretujado, aunque por suerte ninguno emboca en el pobre dedo lesionado.
Y hace ya una semana que estoy aquí, esperando que me den el alta por el asunto de la uña siniestrada (el médico de la ART aún lo considera riesgoso) y aguantando el descontento mal disimulado de los colegios privados que no entienden los tiempos de la medicina y los seguros y me exigen que mande pilas y pilas de tarea para que los chicos "estén entretenidos". Ahhh, todavía me falta ir a la comisaría de San Isidro para hacer la exposición civil del siniestro (¡¡¡me siento muy ridícula!!!) y volver a hacerme los exámenes en el Sanatorio Norte, a ver si la Auditoría Médica de la ART decide si puedo o no reintegrarme a mis obligaciones laborales.
Todo para justificar un miserable "traumatismo de hallux" (¡qué tal el nombre médico del dedo gordo del pie! ¿no queda un poco más elegante ahora?). No quiero imaginarme (y espero no tener que sufrirlo nunca) lo que debe suceder en un accidente de verdad. ¿Saben que el inspector de la ART, un denso señor gris que me tomó declaración durante... ¡dos horas!, pretendía que identificara la baldosa que provocó "el siniestro"? ¡Por Ripley, es verdad aunque usted no lo crea!
¡Y yo que pensé que todo se iba a arreglar con una simple curita! Je...
El otoño comenzó con un día típicamente otoñal, fresco, gris y lluvioso, así que agradezco no tener que salir y poder quedarme calentita en casa...¡Y bueno, señor Oporto, está claro que los docentes no queremos trabajar!

(Buenos Aires, 21/3/05)


Más acerca de la cigarra


Durante el verano, la hormiguita previsora trabajaba de sol a sol acopiando ramitas, granos y otros alimentos para el invierno, mientras la ociosa cigarra pasaba los días cantando alegre y despreocupadamente. La hormiguita, sudorosa, le reprochaba a la cigarra su actitud: «Ya en el invierno vendrás a pedirme comida, pero no te la daré», le advertía, pero la cigarra no le hacía caso y seguía cantando. Cuando llegó el crudo invierno, una noche la hormiguita, junto al calor del hogar, sintió que llamaban a la puerta. Afuera llovía torrencialmente y había un viento huracanado. La hormiguita abrió la puerta y allí estaba la cigarra: tapado de piel, anteojos negros, cigarrillo en boquilla de oro y una limusina esperándola paratrasladarla al aeropuerto. La hormiguita se quedó muda. «Hola», le dijo la cigarra. «Pasaba por acá y vine a despedirme». «¿Qué es esto? ¿Adónde te vas?», le preguntó azorada la hormiguita. «¿Te acordás de cuando cantaba en el verano? Bueno, me escuchó un empresario y me contrató. Voy a dar tres recitales en el Royal Albert Hall de Londres, 40.000 dólares cada uno, cinco shows en el Olympia de París, 50.000 dólares cada uno, otros tres en el Carnegie Hall de Nueva York, 80.000 dólares el concierto, y termino la gira con un megarrecital al aire libre en el Partenón de Atenas por el que me pagarán 250.000 dólares». La hormiguita le preguntó entonces: «Perdoname, ¿así que vas a ir a Grecia?». «Sí, al Partenón». «Haceme un favor entonces. Si por casualidad te encontrás con un tal Esopo, ¿le podés decir de mi parte que se vaya a la reputa madre que lo parió?».

La cigarra


Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aquí
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
Y a la hora del naufragio
y la de la oscuridad,
alguien te rescatará
para ir cantando.

(María Elena Walsh)

Una nueva noche fría


Voces, sólo voces, como ecos,
como atroces chistes sin gracia.
Hace mucho tiempo escucho voces
y ni una palabra.
Y mis ojos maltratados se refugian
en la nada y se cansan
de ver un montón de caras
y ni una mirada.

(Callejeros)

Nuestros hijos

(Por Facundo Landívar De la Redacción de LA NACION)

Mi hijo estaba ahí. Y el tuyo. Y el suyo.
Y sus nietos. Y tus sobrinos. Todos hijos, nietos y sobrinos de esta Argentina improvisada que anteayer nos quebró el alma, hundiéndonos en el peor fin de año de que tengamos memoria, un fin de año con lágrimas en los ojos y el corazón y el futuro despedazados.
Esos 177 chicos que no están, esos 700 que están pero que jamás serán los mismos, son los chicos de todos, todos somos sus padres, todos somos sus hermanos, a todos nos faltan desde ayer. Porque si los nuestros no estaban ahí podrían haber estado, como estuvieron en tantos otros recitales donde la catástrofe no se produjo.
Eran los suyos, los tuyos, los míos; tenían los mismos sueños, las mismas alegrías, las mismas tristezas, las mismas ganas de poder sacar la cabeza afuera, de aferrarse, aunque sea por unas pocas horas, a la alegría de una música compartida, de un rito que servía para olvidar, aunque sea por un rato, lo difícil que es para los más jóvenes vivir en este país para tan pocos.
Por eso no hay palabras para tanto dolor, para tanta injusticia, para tanta bronca, para tanto llanto contenido.
No hay peor dolor que éste, dolor por el futuro que jamás será para ellos y que, de milagro, casi no es para muchísimos más. Hay dolor por una tragedia evitable, por los controles fallidos, por la imbecilidad de pocos y el sufrimiento de demasiados. Y hay más dolor porque acá no hay naturaleza para culpar o fatalidad donde descansar tanto desgarramiento. Acá hubo, hay, una catástrofe absolutamente previsible. Y por eso duele hasta lo indecible.
Y se necesitaba tan poco para evitar tanta tristeza.
Se necesitaba, eso sí, un país en serio. No un país donde en un lugar para 1300 personas se meten 6000. No un país donde un empresario decide cerrar las puertas de emergencia. No un país donde nadie controla adónde van a divertirse nuestros jóvenes. No un país donde mientras decenas de padres recorrían morgues y hospitales buscando una esperanza, Buenos Aires explotaba en una fiesta obscena de fuegos artificiales para recibir el Año Nuevo. No un país donde 177 chicos mueren por ir a un recital. No un país donde 177 chicos mueren por tres idiotas que tiran una bengala contra un techo.
Nuestros hijos estaban ahí. Y hoy todos estamos llorando.

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